Buenos aires-Univercidad
Si el presente es urna, el futuro es de ellos
Cuando creíamos que todo había terminado y que las galerías quedarían ya vacías de vida política, fuimos sorprendidos por la instalación de nuevas urnas en los pasillos de Sociales: eran para votar en las elecciones a convención estatuyente de un centro de estudiantes paralelo, impulsado por la agrupación La Vallese.
Esta elección sumó, a las cuestiones que criticamos habitualmente en torno a la delegación y una práctica que hace del centro de estudiantes un mero gestor de servicios (ver "Regresaron las galerías vacías.."), una serie de atributos poco deseables para una herramienta gremial para la lucha.A partir de un discurso “políticamente correcto” y reducido a slogans propios del marketing que tiñe toda elección nacional, La Vallese, a tono con el post 2001, se presenta como defensora de una democracia participativa y desde las bases. Pero, como todos sabemos, su relación con los estudiantes se limita al ofrecimiento de servicios en torno a materias que no aparecen asignadas, charlas supuestamente apolíticas, mapas de correlatividades, etc., mientras que sus identificaciones políticas se reducen a clichés ubicados en el pasado (Allende, el Che, Walsh y la violación de los derechos humanos durante la dictadura), absteniéndose sistemáticamente de participar de cualquier actividad o movilización que incluya un reclamo por presupuesto o por mejores condiciones de cursada y de trabajo en la facultad. Así, la agrupación que se identifica con el color celeste no hace otra cosa que reproducir y profundizar las tendencias delegativas y burocráticas. Al estilo del PRO en las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires, niegan su filiación política y dicen ser representantes de un movimiento estudiantil autónomo de intereses exteriores a la Universidad, debiendo esperar las masas a que ese gran justiciero social argentino, el multimedio Clarín (http://www.clarin.com/diario/2007/09/30/sociedad/s-04201.htm), las anoticie de que La Vallese es brazo político del kirchenirsmo en la UBA, junto a La Puiggrós. Así es como explota el desconocimiento y la apatía de los estudiantes para mostrarse como lo que no es, y no sólo eso sino que explota características que van en contra de la participación y la movilización. De hecho, es ampliamente conocida su metodología mafiosa y patoteril a la hora de encarar cualquier actividad “política” en la facultad.Esta agrupación, tras participar de varias elecciones a centro de estudiantes, desde hace dos años se viene absteniendo en las mismas, pero no por pretender un centro realmente asambleario, que sea una herramienta de lucha para todos los estudiantes, sino por un mero cálculo electoral: simplemente no ganaban elecciones a centro, aunque sí lo hacían para Junta de Carrera y Consejo Directivo, de las que, por supuesto, siguieron participando. Como buena agrupación oficialista, preocupada por ocupar los espacios de poder real, entiende que la cocina de la burocracia universitaria no está en la herramienta gremial sino más bien en estos órganos institucionales que, de a poco, están ocupando casi en un 100%.Desde las mencionadas instancias alcanza un ejemplo para graficar su accionar: en las fantasmales reuniones de la Junta de la Carrera de Ciencias Políticas, de espalda a los estudiantes y en alianza con el sector más ignomioso de la resaca radical (escondido bajo el nombre de “Alternativa Académica”), han procedido a eliminar todas las materias que no se adecuaban a su visión reaccionaria y marketinera del conocimiento y la política. Ahora bien, lo que nos convoca a escribir hoy, la elección para estatuyentes, se erigió en estos días como una pantomima de la participación. Más allá de los escasos votantes que se sumaron a esta fiesta democrática, se presentaron un cúmulo de listas que parecían producidas en serie: junto a La Vallese, La Puiggros y Alternativa Académica (otro de los tantos nombres de la camaleónica Franja Morada), aparecieron listas como LIS (Lista Independiente de Sociales), la Salvador Allende, la Miguel Strogoff, la Augusto Vandor, entre otras, que obtuvieron entre 2 y 20 votos. Lo interesante de todo esto es que los miembros de La Vallese no sólo presentaron su lista (que ganó ampliamente, si es que puede decirse algo así en una elección que movilizó aún menos estudiantes que las charlas sobre marketing institucional que promueve la carrera de comunicación) sino que a la vez fueron autoridades de mesa y escrutadores oficiales. Y a partir de esos 500 votos obtenidos se arrogan la potestad de redactar y poner en funcionamiento el estatuto para el centro de estudiantes de Sociales: ¿un centro, ahora sí, participativo y representativo? Es evidente: las galerías siguen vacías.Más allá de toda crítica, teóricamente los estudiantes pueden (y deben) organizarse en centros de estudiantes que reflejen sus propias ideas y prácticas. Si hay quienes creen en mecanismos burocráticos, delegativos y de mera gestión de servicios, adelante con las urnas. Pero si queremos un centro de estudiantes asambleario, horizontal y que facilite el accionar de las masas autorganizadas y movilizadas la discusión debe pasar, necesariamente, por otro lado. Lo falso es pretender un centro que se arrogue la representación de todos los estudiantes (esta es una diferencia que nos separa de otras agrupaciones estudiantiles que de todos modos, creemos, sinceramente aspiran a la conformación de un centro combativo) y, aún más, pretender que el mismo se constituya como el adalid de la participación y la militancia de base cuando sus prácticas cotidianas se oponen diametralmente a ello.
Red de Estudiantes de Sociales
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