El Jefe de Gobierno electo de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio
Macri, según declaraciones de fuentes de su propio partido a los medios de
prensa, tiene decidido clausurar el canal de televisión porteño Ciudad Abierta.
Es de esperar que los ejecutivos de gobierno de una megalópolis como
la nuestra lleguen a ocupar su sitio de honor trayendo un detallado plan de gestión para
áreas sensibles como la salud, la seguridad, la cultura y demás intereses
comunitarios.
Sin embargo, una decisión tan particularísima parece más bien un gesto de
extraordinaria ampulosidad tendiente más a "mojar la oreja" de quienes
diseñarony pusieron a transmitir dicho canal de televisión que al diseño de una política
cultural a la altura de Buenos Aires.
Buenos Aires es una de las ciudades del planeta con más variada, extensa y
sorprendente vida, sobrevida e infravida cultural: las condiciones de
producción de los artistas y quienes se dedican a las lides del entretenimiento
suelen ser incomprensibles para quienes llegan o miran desde el extranjero.
La preciosa Reina del Plata es dueña de la más genuina y vanguardista expresión
teatral del planeta, con innumerables salas de teatro casi siempre
llenas de un
público siempre ávido y culto. Los ciclos de lectura de poesía y narrativa se
multiplican y, también, cautivan a público y escritores por igual; las
editoriales independientes no paran de presentar los libros de nuevas legiones
de escritoras y escritores, las artes plásticas, las audiovisuales, la
innumerable cantidad de músicos de toda calaña, en fin, si no todos, muchos de
los que vivimos Buenos Aires, como hacedores o espectadores, somos
dueños de uno
de los tesoros inobjetables de
emergencia respecto de la propuesta en 2006, pueden verse las maravillosas
entrevistas de una intelectual argentina insoslayable como María Moreno.
Entrevistas que, por otra parte, traen a la luz a los intelectuales más sólidos
del país que, obviamente, suelen no aparecer en las pantallas de los otros
canales de TV.
Pueden verse programas que ponen de relieve las artes y los oficios menos
publicitados y más secretos, marcas identitarias, y definitivamente relatos
posibles y facilitadores para quienes no encuentran aún su vocación, de una
ciudad con una historia cultural y social única. El modo en que comemos,
nuestros restaurantes, las comunidades inmigrantes y su aporte; los obreros
resistentes que armaron las cooperativas de trabajo más asombrosas que son
objeto de estudio de las ciencias sociales de todo el mundo.
En fin, una oferta que sin dudas puede mejorar en fondo y forma pero que NUNCA
PUEDE OBJETARSE COMO UN GASTO INNECESARIO. La cultura y su divulgación.
DEBEN SER
PLAN DE ESTADO de una maravillosa ciudad como Buenos Aires y es un imperativo
que no se puede dejar solamente en manos de quienes eventualmente nos gobiernen.
Es responsabilidad de todos los que creemos que las múltiples expresiones de
nuestra forma de ser son la resistencia más acabada contra la enajenación del
dinero y los intereses voraces de quienes viven y vivieron de hacer negocios conel Estado.
Sin embargo, hay una responsabilidad histórica mayor: la de los
intelectuales y sus instituciones que tantas veces con su silencio dejaron hacer y miraron de soslayo el derrumbe de lo mucho que alguna vez tuvimos.
Campaña de junta de firmas: autoconvocados.gcba@gmail.com
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