(AW). Cuna del boxeo argentino y escenario obligado de encuentros y carnavales del sur de la Ciudad de Buenos Aires, el club Unidos de Pompeya está cerrado. Los socios y vecinos exigen la intervención de la entidad para que todo vuelva a ser como entonces.
Buenos Aires, 7 de septiembre de 2008 (Agencia Walsh, por Horacio G). La primera vez que concurrí a un festival de boxeo fue en el club Unidos de Pompeya. Era pibe y me llevó mi viejo, que antes de toparse con el vicio del cigarro hizo guantes en la categoría welter. Heredé el sentimiento hacia el boxeo desde aquella noche. Los colores de Unidos son el rojo y el verde; allí jamás olfatee la presencia de una pelota de fútbol. Se respiraba boxeo. Los memoriosos sostienen que por el gimnasio de la avenida Sáenz pasaron Horacio Accavallo, Ringo Bonavena y Alfredo Prada. Y que en cada velada había más gente que en cualquier teatro de revista de la avenida Corrientes.
Luego de elegir la ubicación y tras caminar un pasillo oscuro y un poco angosto nos topamos con una pizarra negra escrita con tiza blanca en la que se leía: Hoy guiso de lentejas. Un bodegón a metros del show. Cenar algo ahora o después de la velada. Esa fue nuestra única duda de la noche. Pero el boxeo pudo más. Unos veinte pasos hacia el Oeste un cortinado negro servía como telón previo al ingreso al gimnasio. Humo y bullicio se escapan por entre los lienzos oscuros cada vez que alguien entraba para ocupar su lugar en las tribunas.
No recuerdo quienes pelearos esa noche. Sé que fueron cinco combates. Los dos primeros a tres rounds, los siguientes a ocho y el de fondo a diez asaltos. Cada púgil tenía su hinchada: papelitos y bombos decoraban las tribunas populares. La barra que más se hacía escuchar alentaba a un tal Pajarito, que venía desde Monte Chingolo. Esa noche mágica se repitió al menos una docena de veces.
Hoy Unidos de Pompeya, como tantos clubes de barrio, está quebrado. Pero también está movilizado. Los amigos, socios y vecinos del club marcharon días atrás para reclamar la normalización y democratización de la casi centenaria institución.
Exigieron a la Inspección General de Justicia la recuperación de la entidad ubicada en avenida Sáenz 871. Frente al edificio la barriada de Pompoya jugó al baby fútbol y practicaron guantes. Sólo exigen que se intervenga el club para que todo vuelva a funcionar.
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